Más cofradías no pudieron recuperar sus lugares de culto, así se perdieron las Ermitas de Borrugente, de Santiago, de la Virgen de Guía, la de San Telmo, de San Bernardino o de la Virgen de las Angustias. Unas por no poder recuperarse tras la desamortización, otras como las Angustias por culpa de las invasiones, y al final otras por causas desconocidas .
El recuerdo al Santo Cristo se ha mantenido a lo largo de los tiempos, y hoy se ha recuperado esta advocación para el pueblo y la Iglesia de Moguer.
Localización temporal de la Aparición del Santo Cristo y breve resumen:
En época muy remota cierta mañana encontrábanse pescando unos marineros de esta población en el sitio denomínalo de la Tuta, y divisaron en la lejanía un objeto que flotaba sobre las aguas y que poco a poco y a merced de la marea venía avanzando: intrigados sobre lo que pudiera ser, acudieron presurosos a recogerlo, encontrándose al llegar donde se encontraba con que era un cajón cerrado, calafateado y de no pequeñas dimensiones. Más como fuera que también se encontraban pescando en aquellas Inmediaciones, y habían acudido a recogerlo, marineros del pueblo de Huelva, y al abrir, ya todos reunidos, el cajón, se encontraron dentro del mismo una efigie tallada de Nuestro Divino Redentor, suscitase enconada cuestión sobre a cual de ambos pueblos había de pertenecer en lo sucesivo y después de porfiadas discusiones y para dirimir la contienda, tomose el acuerdo de colocar nuevamente en la marea creciente el cajón antes de llegar a la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, para que fuese de quien la corriente Determinara, y ocurrió lo que era natural y lógico, que como la profundidad y cauce del Tinto era en aquella época muy superiores a los del Odiel, el cajón al llegar a la confluencia tomó por donde era más fuerte la marea o sea por nuestro río (hoy ocurriría precisamente lo contrario). Cuenta aSí mismo la tradición, que practicadas averiguaciones sobre la procedencia de la escultura, se vino en conocimiento de que había sido ejecutada por un español cautivo de los moros y que la arrojó al mar desde las costas africanas».